domingo, 25 de junio de 2017

TOA - Domingo 12 - Iré a donde quieras que vaya - Mt 10, 26-33

Gran parte de la misión de Jesús fue bien recibida, pero también suscitó mucha oposición. Jesús envía a sus discípulos a proclamar las buenas nuevas del reino, y les advierte que enfrentarán oposición de gente que no quiere perder su posición e influencia en la comunidad. Van como ovejas entre lobos. Pero también les exhorta a no tener miedo ni a la oposición, ni a las personas ni a sus propias limitaciones. 

Les recuerda que "Serás odiado por todos por causa de mi nombre" (Mt 10, 22), habrá algunos que se resentirán de las buenas noticias porque de algún modo las perciben como desafiantes y amenazan su seguridad o su posición.

Mi tarea como mensajero de las Buenas Nuevas es buscar acuerdos pero también desafiarme y desafiar a la gente y llamarlos a vivir con una nueva mente y corazón, lo mismo que hizo Jesús en la  declaración de apertura de su misión cuando llamó al "arrepentimiento", a un cambio de mente, corazón y dirección. esto fue entonce profundamente perturbador y lo va a ser también hoy, a algunos les gustará y de repente a muchos no. Hay siempre riesgo en llegar a otros en su nombre. Al decir "sí" a nuestra vida de discípulos cristianos, podemos, como Jeremías, ir adelante a algún lugar en zigzag, no siempre directamente o con éxito. 

"No tengas miedo," dijo Cristo entonces y todavía nos dice. Su seguimiento no es solo limitado a unos pocos intrépidos, sino también a los discípulos tímidos que deben controlar sus miedos. Jesús no es sólo para el perfecto, sino para aquellos que necesitan su palabra de perdón. Si viajar el viaje de la vida con Cristo parece más allá de nuestro alcance, recuerda cómo una vez dijo a sus amigos, "Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios" (Lc 18, 27). Porque todas las cosas son posibles con Dios. "Si estoy convencido de la presencia de Cristo, si me apoyo en él, voy a ser capaz de construir su Reino apoyado en la fuerza del Señor que está siempre a mi lado, cantaré con libertad la canción de Rut, 1, 16-17 "Dondequiera que vayas, iré / Dondequiera que vivas, viviré / Tu pueblo será mi pueblo / Y tu Dios será también mi Dios". 

Jesucristo prometió ser nuestro compañero, cualquiera que sea nuestro trabajo, con el tipo de vida que vivamos, a donde quiera que vayamos. También nosotros lo seguimos confiando en que él está con nosotros, no sólo por un momento, sino a lo largo de toda nuestras vidas. Dondequiera que vayamos, sin importar cómo vivamos, el Señor está a nuestro lado. 

Este compromiso es de por vida, a pesar de nuestra incapacidad para recordarlo siempre, y a pesar de que a veces lo rechazamos de manera ocasional. El misterio de la llamada de Dios y de nuestra respuesta a Él es que Él siempre está allí para nosotros. "Ustedes son mis amigos", dijo Jesús, incluso a los discípulos que a veces han extraviado su camino.

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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano

Primera lectura: Jer 20, 10-13

En aquel tiempo, dijo Jeremías:
"Yo oía el cuchicheo de la gente que decía:
'Denunciemos a Jeremías, denunciemos al profeta del terror'.
Todos los que eran mis amigos espiaban mis pasos,
esperaban que tropezara y me cayera, diciendo:
'Si se tropieza y se cae, lo venceremos y podremos vengarnos de él'.

Pero el Señor, guerrero poderoso, está a mi lado;
por eso mis perseguidores caerán por tierra y no podrán conmigo;
quedarán avergonzados de su fracaso y su ignominia será eterna e inolvidable.

Señor de los ejércitos, que pones a prueba al justo
y conoces lo más profundo de los corazones,
haz que yo vea tu venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa.

Canten y alaben al Señor,
porque él ha salvado la vida de su pobre de la mano de los malvados".

Salmo Responsorial: Salmo 68, 8-10. 14 y 17. 33-35
R. Escúchame, Señor. Porque eres bueno.
Por ti he sufrido oprobios y la vergüenza cubre mi semblante.
Extraño soy y advenedizo, aun para aquellos de mi propia sangre;
pues me devora el celo de tu casa, el odio del que te odia, en mí recae.
R. Escúchame, Señor. Porque eres bueno.
A ti, Señor, elevo mi plegaria, ven en mi ayuda pronto;
escúchame conforme a tu clemencia, Dios fiel en el socorro.
Escúchame, Señor, pues eres bueno y en tu ternura vuelve a mí tus ojos.
R. Escúchame, Señor. Porque eres bueno.
Se alegrarán, al verlo, los que sufren; quienes buscan a Dios tendrán más ánimo,
porque el Señor jamás desoye al pobre ni olvida al que se encuentra encadenado.
Que lo alaben por esto cielo y tierra, el mar y cuanto en él habita.
R. Escúchame, Señor. Porque eres bueno.

Segunda lectura: Rom 5, 12-15
Hermanos: Por un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado entró la muerte,
así la muerte paso a todos los hombres, porque todos pecaron.

Antes de la ley de Moisés ya existía el pecado en el mundo y, si bien es cierto que el pecado no se castiga cuando no hay ley, sin embargo,
la muerte reinó desde Adán hasta Moisés aun sobre aquéllos que no pecaron como pecó Adán, cuando desobedeció un mandato directo de Dios.
Por lo demás, Adán era figura de Cristo, el que había de venir.

Ahora bien, el don de Dios supera con mucho al delito. Pues si por el pecado de uno solo hombre todos fueron castigados con la muerte,
por el don de un solo hombre, Jesucristo, se ha desbordado sobre todos la abundancia de la vida y la gracia de Dios.

Aclamación antes del Evangelio: Jn 15, 26b. 27a
R.
Aleluya, aleluya.
El Espíritu de verdad dará testimonio de mí, dice el Señor, y también ustedes serán mis testigos.
R. Aleluya.

Evangelio: Mt 10, 26-33
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: "No teman a los hombres.
No hay nada oculto que no llegue a descubrirse; no hay nada secreto que no llegue a saberse.
Lo que les digo de noche, repítanlo en pleno día, y lo que les digo al oído, pregónenlo desde las azoteas.

No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma.
Teman, más bien, a quien puede arrojar al lugar de castigo el alma y el cuerpo.

¿No es verdad que se venden dos pajarillos por una moneda? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae por tierra si no lo permite el Padre.
En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados.
Por lo tanto, no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo.

A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré ante mi Padre, que está en los cielos;
pero al que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre, que está en los cielos".
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Donde quiera que vayas (Canción de Ruth)

 1. Donde tu vayas yo iré.
 Donde tu vivas yo viviré.
 Tu pueblo será mi pueblo,
 Y tu Dios también será mi Dios.

 Recitado:
 A todos ustedes quiero decirles algo:
 Se han convertido en parte
 del tejido de mi vida.

 El color y la textura
 Que han traído a mi ser
 Se han convertido en canción,
 Y quiero cantarla para siempre.

 Hay una energía en nosotros
 Que hace que las cosas sucedan
 Cuando los caminos de otras personas
 Tocan el nuestro
 Y tenemos que estar ahí
 Y dejar que suceda.

 Cuando venga el tiempo
 De nuestra propia puesta de sol
 Nuestro asunto, nuestro logro,
 No importará mucho realmente.

 La claridad y el cuidado
 Con el que hemos amado a otros
 Hablará con vitalidad
 Del gran don de la vida
 Que hemos sido el uno para el otro.

Cantado 
2. Donde tu que mueras, moriré,
 Y allí seré sepultado junto a ti.
 Estaremos juntos por siempre,
 Y nuestro amor será el regalo de nuestra vida.

 La letra de esta canción de dos párrafos es lo que Rut dijo a Noemí (Rut 1: 16-17) La melodía fue compuesta por el hermano Gregory Norbet, OSB © Gregory Norbert, 1972, del Priorato benedictino de Weston en Vermont. El texto recitado es de la Fundación Benedictina del Estado de Vermont, Inc. westonprior.org
Esta traducción es mi adaptación (c) Diego Cabrera Rojas. 

domingo, 18 de junio de 2017

TOA - Domingo 11 - Jesús, Pan de vida - Jn 6, 51-58 - Fiesta de Corpus Cristi

Dt 8,2-3.14b-16ª: Te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres
Salmo responsorial 147: Glorifica al Señor, Jerusalén
1Cor 10,16-17: El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo.

Jn 6,51-58: Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida

Hoy proclamamos a Jesús, Pan de vida, el que sacia nuestro hambre en nuestros desiertos, nos da en su cuerpo el maná verdadero, regalo de su Padre para la humanidad. Todos los demás panes (dinero, sexo, consumismo, fama, el poder...) no saciarán nunca en plenitud la hambre del corazón humano, en cambio nos dejan con más hambre. 

La palabra y los gestos de Jesús, su propuesta de Reino y su Alianza con nosotros nos abre un mundo solidario y lleno de posibilidades para compartir y donde nadie pase necesidad. 

Antes de entrar a la tierra prometida, Moisés da al pueblo tres grandes y solemnes discursos registrados en el Deuteronomio, lo que algunos llaman el "testamento de Moisés", por sus últimas palabras, llenas de unción y de una espiritualidad profunda.

Moisés usa el pasado para dar sentido al presente de cada generación. Al decir "recuerda" nos dice que recordar es hacer memoria, conectarse con el pasado glorioso, ser parte de la historia de fe, o de la salvación.

Dios se hace presente en la historia de este pueblo y ha estado presente en todos sus momentos alegres y tristes, nunca los ha abandonado.

Las pruebas sufridas en el desierto (que simboliza la fe pura) fueron necesarias para madurar, para confiar, para vivir solo de Yahvé, sin apoyos humanos.

El hambre, los confronta con su necesidad básica y los prepara para descubrir su fe, su confianza en el Dios que los sacia plenamente. Más tarde, cuando se hicieron prósperos y consumistas el pueblo se olvidó de Yahveh.

Al hablarles, Moisés les recuerda que: "no sólo de pan vive el ser humano sino de cuanto sale de la boca de Dios", y ya desde entonces el ayuno toma su sentido profundo. Mateo retoma este verso en las tentaciones de Jesús. 

Pablo advierte sobre los peligros de una comunidad dividida. Abre el verdadero sentido comunitario de la Eucaristía y les da algunas aplicaciones prácticas para gozarla. Afirma que el Cáliz, el Pan...debe "unirnos" a todos, en la sangre, en el cuerpo de Cristo. En Espíritu y en verdad, todos estamos unidos en la Eucaristía en el cuerpo y la sangre de Cristo, estamos en comunión (común - unión) entre todos y con Él. Bebiendo el Cáliz, comiendo el Pan, damos el verdadero sentido a la fe comprometida por la unidad, la fraternidad, el amor, la solidaridad, la entrega, a los hermanos y hermanas en Cristo. Si no hay unidad, nuestras Eucaristías son vacías de sentido, se hacen un mero rito religioso personalista. Pablo nunca enseñó a su comunidad a celebrarla de ese modo. El Apóstol les “recuerda” que "aunque nosotros somos muchos, el Pan es uno", pero que al comulgar "nos hacemos un solo cuerpo". La unidad en la universalidad, tiene una gran actualidad. Este “cuerpo unido" expresa la dimensión sacramental de la Iglesia que en la diversidad de razas y culturas hace visible al Cristo total. 

En el capítulo 6, San Juan expone su "discurso eucarístico". La expersión"vivirá para siempre", está presente al comienzo y al final de los versos 51-59 que usamos como la lectura Dominical. Jesús se auto-revela al decir: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo". Antes los judíos no entendieron, tampoco muchos de nosotros lo hacemos hoy. Es necesario tener fe para entender este gran misterio. Aún explicado por el mismo Jesús, sin fe es imposible captar el sentido de sus palabras y su alcance para nuestras vidas. Solo desde la fe, podemos afirmar en verdad que Jesús es el Pan de Vida, el que ha venido de arriba, desde Dios, a este mundo limitado e insaciable, para saciar las hambrunas profundas del corazón humano. Sacia nuestras insatisfacciones; el cansancio de la vida, el sin sentido, los anhelos del corazón. En este Pan de vida nos da un remedio saludable. Cambia el lugar de nuestras soledades y aislamientos en habitación de comunión de vida.

El creyente ya no vive para sí mismo, es consagrado, poseído por una presencia que lo transforma y le hace eterno y le da sentido pleno a su existencia. Este Evangelio relaciona esta comida especial, única y sin precedentes, con el sacrificio de Jesús: En ella comemos su cuerpo, bebemos su sangre. Al comulgar el cuerpo y la sangre de Cristo no solo lo recibimos, nos identificamos, nos unimos, y sobre todo nos capacitamos para dar, ofrecer, entregar una vida digna, semejante a aquel a quien comulgamos. 


ORACIÓN 

Señor Jesús, 
que partiste y repartiste 
tu pan, tu vino, tu cuerpo y tu sangre, 
durante toda tu vida, 
y en la víspera de tu muerte 
lo hiciste también simbólicamente.

Te pedimos 
que cada vez que nosotros 
lo hagamos también "en memoria tuya" 
renovemos nuestra decisión 
de seguir partiendo y repartiendo, 
como tú, en la vida diaria, 
nuestro pan y nuestro vino, 
nuestro cuerpo y nuestra sangre, 
todo lo que somos y poseemos. 

Te lo pedimos a ti, 
que nos diste ejemplo 
para que nosotros hagamos lo mismo. 



Mi Cuerpo es Comida

Mis manos, esas manos y Tus manos 
hacemos este Gesto, compartida 
la mesa y el destino, como hermanos.

Las vidas en Tu muerte y en Tu vida. 

Unidos en el pan los muchos granos, 
iremos aprendiendo a ser la unida 
Ciudad de Dios, Ciudad de los humanos. 

Comiéndote sabremos ser comida, 
El vino de sus venas nos provoca. 
El pan que ellos no tienen nos convoca 
a ser Contigo el pan de cada día.

Llamados por la luz de Tu memoria, 
marchamos hacia el Reino haciendo Historia, 
fraterna y subversiva Eucaristía. 
(Pedro Casaldáliga)

domingo, 11 de junio de 2017

TOA - Domingo 10 - La Santa Trinidad es la plenitud del amor - Jn 3, 16-18

Durante el siglo pasado, muchos debates se han centrado en el pensamiento de tres figuras destacadas, Charles Darwin, Sigmund Freud y Karl Marx, a quienes algunos han llamado "trinidad impía". Nos empujaron al mundo moderno a menudo a pesar de nuestras protestas. La teoría de la evolución de Darwin fue recibida con aullidos de burla por las iglesias establecidas, y tuvo que luchar por el reconocimiento. Freud abrió el universo del inconsciente y afectó profundamente las actitudes convencionales. Las teorías sociales de Karl Marx han dominado casi la mitad del mundo y han influido considerablemente en la otra mitad. De los tres, sólo la teoría de la evolución de Darwin permanece bastante intacta. El mundo desarrollado ha desacreditado en gran medida a Marx y las teorías de Freud son cada vez más impugnadas. El tiempo ha cobrado su precio de "la trinidad impía".

Hoy celebramos la fiesta de la Santísima Trinidad, un misterio fuera del alcance del tiempo y más allá de la comprensión del razonamiento humano. Es un misterio de nuestra fe. Sólo podemos echar un vistazo en la oscuridad en busca de destellos de luz para tratar de explicarlo. La figura tres simboliza la completitud y la perfecta simetría, y vuelve a aparecer en todos los momentos clave de la historia de Cristo. Según la tradición judía, todo lo que se hace tres veces se considera como permanente. Eso es llamado "Jazaká".  El número tres representa permanencia y estabilidad y añade fuerza a nuestras acciones. Si el número dos es diferencia, división (izquierda y derecha, dar vs. restringir), el tres representa la integración de uno y dos.

La vida de Cristo reflejaba constantemente la Trinidad.
Tres figuras conforman el pesebre de Belén: la Sagrada Familia de Jesús, María y José.
Sus primeros visitantes fueron los tres sabios.
Más tarde, en el desierto preparándose para comenzar su vida pública, Jesús fue tentado tres veces por el diablo.
Una buena historia debe tener un principio, un medio y un final.

Cristo era un narrador por excelencia y tres figuras prominentemente en sus parábolas.
El Hijo Pródigo es sobre un padre y sus dos hijos;
El buen samaritano habla de los tres transeúntes, el sacerdote, el levita y el samaritano;
El sembrador sembró su semilla en tres tipos de tierra, produciendo tres tipos de cosecha.

La escena de la crucifixión tiene tres figuras, Cristo entre dos ladrones.
Antes de su resurrección, pasó tres días en la tumba.

Dios es amor.
Hay tres personas en la Trinidad, el Padre el Hijo y el Espíritu Santo.
Juntos representan la plenitud del amor. El Padre ama al Hijo, el Hijo ama al Padre.
El Espíritu Santo es su amor el uno por el otro. Somos hechos a la imagen de un Dios trino.

Dios Padre, que nos creó, su Hijo que nos salvó y el Espíritu Santo que nos guía.
Nuestras vidas también deben reflejar la Trinidad. Debemos ser siempre creativos como el Padre, compasivos como su Hijo,
y disponer nuestros talentos al servicio de otros como el Espíritu Santo...

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Santo del Día: San Bernabé (por caer en domingo, su fiesta no se celebra este año)
Bernabé fue uno de los más entusiastas y admirados miembros de la Iglesia primitiva, visto como "un hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de la fe." Confiado por los apóstoles, compartió su propiedad con los pobres y logró que el converso antiguo perseguidor, Saulo / Pablo, sea aceptado  plenamente por los cristianos en Jerusalén. Más tarde, animó a la joven iglesia en Antioquía, y se fue al extranjero en misión con el apóstol Pablo. Bernabé mostró la clase de personalidad altruista, confiable, alentadora que lo convirtió en un embajador ideal para el Evangelio.

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Lectura Bíblica en lenguaje Latinoamericano
Solemnidad de la Santísima Trinidad


Primera lectura: Ex 34, 4b-6. 8-9
En aquellos días, Moisés subió de madrugada al monte Sinaí, llevando en la mano las dos tablas de piedra, como le había mandado el Señor.
El Señor descendió en una nube y se le hizo presente.

Moisés pronunció entonces el nombre del Señor, y el Señor, pasando delante de él, proclamó:
"Yo soy el Señor, el Señor Dios, compasivo y clemente, paciente, misericordioso y fiel".

Al instante, Moisés se postró en tierra y lo adoró, diciendo:
"Si de veras he hallado gracia a tus ojos, dígnate venir ahora con nosotros,
aunque este pueblo sea de cabeza dura; perdona nuestras iniquidades y pecados, y tómanos como cosa tuya".

Salmo Responsorial: Daniel 3, 52. 53. 54. 55. 56
R. Bendito seas, Señor, para siempre.
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres:
Bendito tu nombre santo y glorioso.
R. Bendito seas, Señor, para siempre.
Bendito seas en el templo santo y glorioso.
Bendito seas en el trono de tu reino.
R. Bendito seas, Señor, para siempre.
Bendito eres tú, Señor,
que penetras con tu mirada los abismos
y te sientas en un trono rodeado de querubines.
Bendito seas, Señor, en la bóveda del cielo.
R. Bendito seas, Señor, para siempre.

Segunda lectura: 2 Co 13, 11-13
Hermanos: Estén alegres, trabajen por su perfección, anímense mutuamente, vivan en paz y armonía.
Y el Dios del amor y de la paz estará con ustedes.
Salúdense los unos a los otros con el saludo de paz. Los saludan todos los fieles.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo
estén siempre con ustedes.

Aclamación antes del Evangelio: Apoc 1, 8
R. Aleluya, aleluya.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Al Dios que es, que era y que vendrá.
R. Aleluya.

Evangelio: Jn 3, 16-18
"Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único,
para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga la vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él.
El que cree en él no será condenado;
pero el que no cree ya está condenado, por no haber creído en el Hijo único de Dios".

NOTAS:
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El número tres en la Biblia
El tres es considerado el símbolo de la “perfección divina” debido a la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo); así como también “el tercer día según las Escrituras” de la muerte y resurrección del Señor: “como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” (Mt 12,40). En el Evangelio de Juan, dijo Jesús a los judíos: “destruyan este templo y en tres días lo levantaré” (Cf. 2, 19). El Señor resucitó a tres personas cuando estuvo en la tierra. A su amigo Lázaro, al hijo único de una viuda y a una muchacha. En el Antiguo Testamento, hay también tres casos de resucitados (Cf. 1 Re 17,9-24; 2 Re 4,18-35; 2 Re 13,21). En toda la Biblia hay un total de seis personas resucitadas. Las seis que resucitaron -sin embargo- murieron nuevamente. El séptimo resucitado fue el propio Señor Jesús. Él jamás murió de nuevo. Jesús resucitó el tercer día y se apareció por 3 veces a los Apóstoles.

El número 3 aparece abundantemente en la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento, tres veces los serafines claman “Santo, Santo, Santo” (Is 6,3); también así lo hacen los cuatro seres frente al trono de Dios en el libro del Apocalipsis (Apo 4,8). Tres veces es dada la bendición divina en el libro de los Números (Nu 6,23-26). En estas bendiciones, el nombre del Señor aparece tres veces. El Arca de Noé tenía 3 pisos. Son tres los hijos de Noé (Gn 6,10); tres los amigos de Job (Jb 2,11); tres los invitados de Abrahám (Gn 18,2); tres los amigos del profeta Daniel (Dn 3,23) y 3 las veces que Dios llamó al profeta Samuel (1 Sm 3,8).

En el Nuevo Testamento, el tres es llamado “número divino” por ser mencionado con frecuencia en relación con las cosas santas: “el Espíritu, el agua y la sangre” dice la Carta de San Juan (1 Jn 5,18). El ser humano está conformado por espíritu, cuerpo y alma según el Apóstol San Pablo (1 Ts 5,23). También están las tres oraciones que el mismo Apóstol hizo pidiendo que le sea sacado el aguijón de la carne que lo perturbaba (2 Co 12,8). Son tres las virtudes: fe, esperanza y caridad. Las tentaciones de Jesús en el desierto fueron tres (Lc 4,3-10) y el Señor repitió por tres veces las palabras “está escrito” aludiendo a la Palabra de Dios para ahuyentar al Maligno. Jesús fue crucificado en la hora tercera y hubo tres horas de tinieblas cuando Él estaba en la Cruz. Son tres las negaciones de Pedro y 3 las preguntas del Señor Resucitado al mismo Apóstol.


sábado, 3 de junio de 2017

TOA - Domingo 9 - Ven ya, padre de los pobres - Jn 20, 19-23

Una razón para reconocer la importancia del Espíritu es el ejemplo de los primeros cristianos. El Espíritu Santo marcó una gran diferencia en sus vidas ... Antes de su llegada, estaban tímidos y asustados, como niños acurrucados en una tormenta.

Cuando él bajó sobre ellos en una mezcla milagrosa de viento, fuego y de lenguas, ellos fueron totalmente transformados. "Todos estaban llenos del Espíritu Santo". En Pentecostés, el Espíritu estaba "soplando donde él quería" y desde ese entonces para adelante el poder de Jesús fue gritado aún desde los tejados. Mientras viviesen, ese Espíritu permanecería en su torrente sanguíneo, fluyendo con su sangre.

Cada decisión tomada era guiada por el Espíritu: la elección de los siete diáconos; La admisión de los gentiles en la Iglesia; El envío de Bernabé y Pablo en su primer viaje misionero.

La influencia del Espíritu no se limitaba solo a la toma de decisiones a nivel de los discípulos. Se sentía también en el nivel ordinario, entre la gente común, entre las "bases". En los dones repartidos y compartidos se sentía que los dones eran del Espíritu, enviados para el servicio de la Iglesia, regalos inusuales como sanidad o profecía, diseñados para satisfacer las necesidades de una Iglesia naciente. Esos dones que actuaban en las situaciones cotidianas, eran regalos ordinarios que se necesitan para satisfacer las necesidades de las hijas e hijos de Dios en todas partes: "amor, gozo, paz, paciencia, bondad, bondad, confianza, mansedumbre y autocontrol".

Jesús quiere que hagamos que su palabra sea conocida en todos los confines de la tierra, pero especialmente entre los pobres y los marginados que son los que más necesitan de la fuerza del Espíritu para seguir viviendo. Él nos ha prometido que su Espíritu Santo estará con nosotros para ayudarnos en esta tarea y muchas más.
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LECTURAS BÍBLICAS EN LENGUAJE LATINOAMERICANO

Domingo de Pentecostés: Misa del día

Primera lectura: Hch 2, 1-11
El día de Pentecostés, todos los discípulos estaban reunidos en un mismo lugar. De repente se oyó un gran ruido que venía del cielo, como cuando sopla un viento fuerte, que resonó por toda la casa donde se encontraban. Entonces aparecieron lenguas de fuego, que se distribuyeron y se posaron sobre ellos; se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en otros idiomas, según el Espíritu los inducía a expresarse.

En esos días había en Jerusalén judíos devotos, venidos de todas partes del mundo. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma.

Atónitos y llenos de admiración, preguntaban: "¿No son galileos, todos estos que están hablando? ¿Cómo, pues, los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay medos, partos y elamitas; otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene. Algunos somos visitantes, venidos de Roma, judíos y prosélitos; también hay cretenses y árabes. Y sin embargo, cada quien los oye hablar de las maravillas de Dios en su propia lengua".

Salmo Responsorial: Salmo 103, 1ab y 24ac. 29bc-30. 31 y 34
R. Envía, Señor, tu Espíritu, a renovar la tierra. Aleluya.
Bendice, al Señor, alma mía; Señor y Dios mío, inmensa es su grandeza.
Te vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto.
R. Envía, Señor, tu Espíritu, a renovar la tierra. Aleluya.
Si retiras ti aliento, toda creatura muere y vuelve al polvo.
Pero envías tu espíritu, que da vida, y renuevas el aspecto de la tierra.
R. Envía, Señor, tu Espíritu, a renovar la tierra. Aleluya.
Que Dios sea glorificado para siempre y se goce en sus creaturas.
Ojalá que le agraden mis palabras y yo me alegraré en el Señor.
R. Envía, Señor, tu Espíritu, a renovar la tierra. Aleluya.

Segunda lectura: 1 Cor 12, 3b-7. 12-13
Hermanos: Nadie puede llamar a Jesús "Señor", si no es bajo la acción del Espíritu Santo.

Hay diferentes dones, pero el Espíritu es el mismo. Hay diferentes servicios, pero el Señor es el mismo. Hay diferentes actividades, pero Dios, que hace todo en todos, es el mismo. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.

Porque así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros y todos ellos, a pesar de ser muchos, forman un solo cuerpo, así también es Cristo. Porque todos nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo, y a todos se nos ha dado a beber del mismo Espíritu.

Secuencia
Ven, Dios Espíritu Santo,
y envíanos desde el cielo tu luz, para iluminarnos.

Ven ya, padre de los pobres,
luz que penetra en las almas, dador de todos los dones.

Fuente de todo consuelo,
amable huésped de alma, paz en las horas de duelo.

Eres pausa en al trabajo;
brisa, en un clima de fuego; consuelo, en medio del llanto.

Ven, luz santificadora,
y entra hasta el fondo del alma de todos los que te adoran.

Sin tu inspiración
divina los hombres nada podemos y el pecado nos domina.

Lava nuestras inmundicias,
fecunda nuestras desiertos y cura nuestras heridas.

Doblega nuestra soberbia,
calienta nuestras frialdad, endereza nuestras sendas.

Concede a aquellos que ponen
en ti su fe y su confianza tus siete sagrados dones.

Danos virtudes y méritos,
danos una buena muerte y contigo el gozo eterno.

Aclamación antes del Evangelio
R. Aleluya, aleluya.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.
R. Aleluya.

Evangelio: Jn 20, 19-23
Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Dicho esto, les mostró las manos y el costado. 

Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: "La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo".

Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar".