Gran parte de la misión de Jesús fue bien recibida, pero también suscitó mucha oposición. Jesús envía a sus discípulos a proclamar las buenas nuevas del reino, y les advierte que enfrentarán oposición de gente que no quiere perder su posición e influencia en la comunidad. Van como ovejas entre lobos. Pero también les exhorta a no tener miedo ni a la oposición, ni a las personas ni a sus propias limitaciones.
Les recuerda que "Serás odiado por todos por causa de mi nombre" (Mt 10, 22), habrá algunos que se resentirán de las buenas noticias porque de algún modo las perciben como desafiantes y amenazan su seguridad o su posición.
Mi tarea como mensajero de las Buenas Nuevas es buscar acuerdos pero también desafiarme y desafiar a la gente y llamarlos a vivir con una nueva mente y corazón, lo mismo que hizo Jesús en la declaración de apertura de su misión cuando llamó al "arrepentimiento", a un cambio de mente, corazón y dirección. esto fue entonce profundamente perturbador y lo va a ser también hoy, a algunos les gustará y de repente a muchos no. Hay siempre riesgo en llegar a otros en su nombre. Al decir "sí" a nuestra vida de discípulos cristianos, podemos, como Jeremías, ir adelante a algún lugar en zigzag, no siempre directamente o con éxito.
"No tengas miedo," dijo Cristo entonces y todavía nos dice. Su seguimiento no es solo limitado a unos pocos intrépidos, sino también a los discípulos tímidos que deben controlar sus miedos. Jesús no es sólo para el perfecto, sino para aquellos que necesitan su palabra de perdón. Si viajar el viaje de la vida con Cristo parece más allá de nuestro alcance, recuerda cómo una vez dijo a sus amigos, "Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios" (Lc 18, 27). Porque todas las cosas son posibles con Dios. "Si estoy convencido de la presencia de Cristo, si me apoyo en él, voy a ser capaz de construir su Reino apoyado en la fuerza del Señor que está siempre a mi lado, cantaré con libertad la canción de Rut, 1, 16-17 "Dondequiera que vayas, iré / Dondequiera que vivas, viviré / Tu pueblo será mi pueblo / Y tu Dios será también mi Dios".
Jesucristo prometió ser nuestro compañero, cualquiera que sea nuestro trabajo, con el tipo de vida que vivamos, a donde quiera que vayamos. También nosotros lo seguimos confiando en que él está con nosotros, no sólo por un momento, sino a lo largo de toda nuestras vidas. Dondequiera que vayamos, sin importar cómo vivamos, el Señor está a nuestro lado.
Este compromiso es de por vida, a pesar de nuestra incapacidad para recordarlo siempre, y a pesar de que a veces lo rechazamos de manera ocasional. El misterio de la llamada de Dios y de nuestra respuesta a Él es que Él siempre está allí para nosotros. "Ustedes son mis amigos", dijo Jesús, incluso a los discípulos que a veces han extraviado su camino.
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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano
En aquel tiempo, dijo Jeremías:
"Yo oía el cuchicheo de la gente que decía:
'Denunciemos a Jeremías, denunciemos al profeta del terror'.
Todos los que eran mis amigos espiaban mis pasos,
esperaban que tropezara y me cayera, diciendo:
'Si se tropieza y se cae, lo venceremos y podremos vengarnos de él'.
Pero el Señor, guerrero poderoso, está a mi lado;
por eso mis perseguidores caerán por tierra y no podrán conmigo;
quedarán avergonzados de su fracaso y su ignominia será eterna e inolvidable.
Señor de los ejércitos, que pones a prueba al justo
y conoces lo más profundo de los corazones,
haz que yo vea tu venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa.
Canten y alaben al Señor,
porque él ha salvado la vida de su pobre de la mano de los malvados".
Salmo Responsorial: Salmo 68, 8-10. 14 y 17. 33-35
R. Escúchame, Señor. Porque eres bueno.
Por ti he sufrido oprobios y la vergüenza cubre mi semblante.
Extraño soy y advenedizo, aun para aquellos de mi propia sangre;
pues me devora el celo de tu casa, el odio del que te odia, en mí recae.
R. Escúchame, Señor. Porque eres bueno.
A ti, Señor, elevo mi plegaria, ven en mi ayuda pronto;
escúchame conforme a tu clemencia, Dios fiel en el socorro.
Escúchame, Señor, pues eres bueno y en tu ternura vuelve a mí tus ojos.
R. Escúchame, Señor. Porque eres bueno.
Se alegrarán, al verlo, los que sufren; quienes buscan a Dios tendrán más ánimo,
porque el Señor jamás desoye al pobre ni olvida al que se encuentra encadenado.
Que lo alaben por esto cielo y tierra, el mar y cuanto en él habita.
R. Escúchame, Señor. Porque eres bueno.
Segunda lectura: Rom 5, 12-15
Hermanos: Por un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado entró la muerte,
así la muerte paso a todos los hombres, porque todos pecaron.
Antes de la ley de Moisés ya existía el pecado en el mundo y, si bien es cierto que el pecado no se castiga cuando no hay ley, sin embargo,
la muerte reinó desde Adán hasta Moisés aun sobre aquéllos que no pecaron como pecó Adán, cuando desobedeció un mandato directo de Dios.
Por lo demás, Adán era figura de Cristo, el que había de venir.
Ahora bien, el don de Dios supera con mucho al delito. Pues si por el pecado de uno solo hombre todos fueron castigados con la muerte,
por el don de un solo hombre, Jesucristo, se ha desbordado sobre todos la abundancia de la vida y la gracia de Dios.
Aclamación antes del Evangelio: Jn 15, 26b. 27a
R. Aleluya, aleluya.
El Espíritu de verdad dará testimonio de mí, dice el Señor, y también ustedes serán mis testigos.
R. Aleluya.
Evangelio: Mt 10, 26-33
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: "No teman a los hombres.
No hay nada oculto que no llegue a descubrirse; no hay nada secreto que no llegue a saberse.
Lo que les digo de noche, repítanlo en pleno día, y lo que les digo al oído, pregónenlo desde las azoteas.
No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma.
Teman, más bien, a quien puede arrojar al lugar de castigo el alma y el cuerpo.
¿No es verdad que se venden dos pajarillos por una moneda? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae por tierra si no lo permite el Padre.
En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados.
Por lo tanto, no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo.
A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré ante mi Padre, que está en los cielos;
pero al que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre, que está en los cielos".
así la muerte paso a todos los hombres, porque todos pecaron.
Antes de la ley de Moisés ya existía el pecado en el mundo y, si bien es cierto que el pecado no se castiga cuando no hay ley, sin embargo,
la muerte reinó desde Adán hasta Moisés aun sobre aquéllos que no pecaron como pecó Adán, cuando desobedeció un mandato directo de Dios.
Por lo demás, Adán era figura de Cristo, el que había de venir.
Ahora bien, el don de Dios supera con mucho al delito. Pues si por el pecado de uno solo hombre todos fueron castigados con la muerte,
por el don de un solo hombre, Jesucristo, se ha desbordado sobre todos la abundancia de la vida y la gracia de Dios.
Aclamación antes del Evangelio: Jn 15, 26b. 27a
R. Aleluya, aleluya.
El Espíritu de verdad dará testimonio de mí, dice el Señor, y también ustedes serán mis testigos.
R. Aleluya.
Evangelio: Mt 10, 26-33
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: "No teman a los hombres.
No hay nada oculto que no llegue a descubrirse; no hay nada secreto que no llegue a saberse.
Lo que les digo de noche, repítanlo en pleno día, y lo que les digo al oído, pregónenlo desde las azoteas.
No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma.
Teman, más bien, a quien puede arrojar al lugar de castigo el alma y el cuerpo.
¿No es verdad que se venden dos pajarillos por una moneda? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae por tierra si no lo permite el Padre.
En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados.
Por lo tanto, no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo.
A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré ante mi Padre, que está en los cielos;
pero al que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre, que está en los cielos".
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Donde quiera que vayas (Canción de Ruth)
1. Donde tu vayas yo iré.
Donde tu vivas yo viviré.
Tu pueblo será mi pueblo,
Y tu Dios también será mi Dios.
Recitado:
A todos ustedes quiero decirles algo:
Se han convertido en parte
del tejido de mi vida.
El color y la textura
Que han traído a mi ser
Se han convertido en canción,
Y quiero cantarla para siempre.
Hay una energía en nosotros
Que hace que las cosas sucedan
Cuando los caminos de otras personas
Tocan el nuestro
Y tenemos que estar ahí
Y dejar que suceda.
Cuando venga el tiempo
De nuestra propia puesta de sol
Nuestro asunto, nuestro logro,
No importará mucho realmente.
La claridad y el cuidado
Con el que hemos amado a otros
Hablará con vitalidad
Del gran don de la vida
Que hemos sido el uno para el otro.
Cantado
2. Donde tu que mueras, moriré,
Y allí seré sepultado junto a ti.
Estaremos juntos por siempre,
Y nuestro amor será el regalo de nuestra vida.
La letra de esta canción de dos párrafos es lo que Rut dijo a Noemí (Rut 1: 16-17) La melodía fue compuesta por el hermano Gregory Norbet, OSB © Gregory Norbert, 1972, del Priorato benedictino de Weston en Vermont. El texto recitado es de la Fundación Benedictina del Estado de Vermont, Inc. westonprior.org
Esta traducción es mi adaptación (c) Diego Cabrera Rojas.