Zac 9,9-10: Mira a tu rey que viene a ti modesto
Salmo responsorial 33: Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey
Rom 8,9.11-13: Si con el Espíritu dan muerte a las obras del cuerpo, vivirán
Mt 11,25-30: Soy manso y humilde de corazón
Salmo responsorial 33: Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey
Rom 8,9.11-13: Si con el Espíritu dan muerte a las obras del cuerpo, vivirán
Mt 11,25-30: Soy manso y humilde de corazón
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Mira a tu rey que viene a ti modesto
Así dice el Señor: "Alégrate, hija de Sión; canta, hija de Jerusalén;
Así dice el Señor: "Alégrate, hija de Sión; canta, hija de Jerusalén;
mira a tu rey que viene a ti justo y victorioso;
modesto y cabalgando en un asno, en un pollino de borrica.
Destruirá los carros de Efraín, los caballos de Jerusalén,
romperá los arcos guerreros, dictará la paz a las naciones;
dominará de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra."
Salmo Responsorial: 144
Te ensalzaré, Dios mío, mi rey; bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día, te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás.
R:/ Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas.
R:/ Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas.
R:/ Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer, endereza a los que ya se doblan.
R:/ Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
R:/ Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas.
R:/ Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas.
R:/ Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer, endereza a los que ya se doblan.
R:/ Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
Segunda Lectura: Romanos 8,9.11-13: Si con el Espíritu das muerte a las obras del cuerpo, vivirás
Hermanos: Ustedes no están sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en ustedes.
El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo.
Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes,
el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también sus cuerpos mortales,
por el mismo Espíritu que habita en ustedes.
Así, pues, hermanos, estamos en deuda, pero no con la carne para vivir carnalmente.
Pues si vives según la carne, vas a la muerte;
pero si con el Espíritu das muerte a las obras del cuerpo, vivirás.
Aclamación antes del Evangelio: Mt 11, 25
R. Aleluya, aleluya.
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla.
R. Aleluya.
R. Aleluya, aleluya.
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla.
R. Aleluya.
Evangelio: Mateo 11, 25-30: Soy manso y humilde de corazón
En aquel tiempo, exclamó Jesús:
"Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra,
porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos
y se las has revelado a la gente sencilla.
Sí, Padre, así te ha parecido mejor.
Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre,
y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré.
Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón,
y encontrarán su descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera."
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Reflexionemos:
La ambición de grupos minoritarios y poderosos impuso una teocracia centralista, prepotente y uniformadora. Ellos vendieron la idea que necesitaban un líder militarista, un sacerdote excelso o un gobernante autoritario. El poder lo tenían unas pocas familias que controlaban el Templo, el gobierno y la tierra. Los pobres de Yahvé nunca pudieron dar vida a su proyecto nuevo por carencias económicas, apertura política y libertad religiosa. Negaban al pueblo de Dios la posibilidad de intentar una utopía universalista, solidaria y transformadora. Para muchos Judío del Tiempo de Jesús y para muchos de nosotros el éxito se mide por las cosas que poseemos, por lo material.
Los fanáticos en tiempo de Jesús querían un mesías triunfante, nacionalista; y las profecías de Zacarías eran incómodas pues presenta al fiel de Yahvé de las comunidades que, después del exilio babilónico, tratando de reconstruir la nueva identidad nacional: universal, pluralistas y comunitaria,
sin militares triunfalistas ni equilibristas administrativos como Salomón.
Los profetas y los pobres de Yahvé que querían algo diferente, definitivo y distinto a los modelos fracasados de los reyes de Israel y Juda, buscaban una persona capaz de encaminar la nación por los rumbos añorados de la justicia, la paz y la solidaridad. El profeta Zacarías recoge esta propuesta y la anuncia al pueblo de Dios como una gran utopía. Esa es la misma utopía que muchos cristianos de hoy queremos construir y alcanzar en nuestras comunidades y naciones. El nuevo gobernante de la utopía debía ser humilde, justo y pacífico. Humilde con capacidad para andar en la verdad, pero no conformista ni sumiso. Justo porque en su organización social se dé a cada persona lo que necesita y no lo que ambiciona. Pacífico porque busca solucionar los conflictos inevitables presentes en toda organización humana.
Mateo nos presenta en Jesús, esas tres cualidades del definitivo líder y su nueva forma de ejercer el poder. Tiene las características mesiánicas de la profecía de Zacarías: es pacífico y humilde, apasionado por hacer realidad la Utopía de Dios. No lo identifica con los ideales Mesiánicos de su época. No es militar aguerrido e irresistible que eliminará las pretensiones romanas, no es el sacerdote excelso con extraordinarias dotes santificadoras para transformar el Santuario de Jerusalén, no es el gobernante extraordinario que congregará los Israelitas disperso por el mundo.
Jesús no comparte estos proyectos ni las extravagantes aspiraciones de los nacionalistas furiosos que culpaban al imperio romano de todos sus males pero que eran incapaces de descubrir en su interior la violencia incontenible. Jesús empatiza más con las grandes tradiciones proféticas que ven al pueblo de Dios capaz de organizarse como modelo alternativo de sociedad: con valores urgentes como el pacifismo y la humildad.
Mateo nos presenta en Jesús, esas tres cualidades del definitivo líder y su nueva forma de ejercer el poder. Tiene las características mesiánicas de la profecía de Zacarías: es pacífico y humilde, apasionado por hacer realidad la Utopía de Dios. No lo identifica con los ideales Mesiánicos de su época. No es militar aguerrido e irresistible que eliminará las pretensiones romanas, no es el sacerdote excelso con extraordinarias dotes santificadoras para transformar el Santuario de Jerusalén, no es el gobernante extraordinario que congregará los Israelitas disperso por el mundo.
Jesús no comparte estos proyectos ni las extravagantes aspiraciones de los nacionalistas furiosos que culpaban al imperio romano de todos sus males pero que eran incapaces de descubrir en su interior la violencia incontenible. Jesús empatiza más con las grandes tradiciones proféticas que ven al pueblo de Dios capaz de organizarse como modelo alternativo de sociedad: con valores urgentes como el pacifismo y la humildad.
El pacifista asume actitudes dinámicas de transformación social, no se rinde ante la imparable lógica de la violencia. El humilde reconoce sus propios límites y aun así, quiere cambiar la historia. Humildad y pacifismo hacen posible que el proyecto grandioso e imponente del reino de Dios esté al alcance de los pobres y excluidos. Jesús, sabe que no basta el rey o líder de excepcionales atributos para cambiar la situación. Él sabe que es necesaria una comunidad de hermanos y hermanas dispuesta a vivir la alternativa, a mostrar al mundo que “otras formas de organización son posibles”, que la lógica de la violencia puede ser controlada.
El proyecto de Jesús parece una carga pesada y el ideal de la cruz una ideología insufrible.
El proyecto de Jesús parece una carga pesada y el ideal de la cruz una ideología insufrible.
Jesús insiste en la necesidad de asumir el ‘suave yugo’ de la vida comunitaria y la ‘ligera carga’ de las opciones evangélicas.
No se puede apreciar la dinámica de la comunidad desde ‘afuera’, con los valores sociales vigentes.
Debemos madurar la fe y crecer como personas antes de meternos en su proyecto, debemos prepararnos y cambiar. Nadie puede asumir el pacifismo si cree que la ‘ley del revólver’ es un destino inevitable. No puede ser mansa una persona que cree que el control de los demás, las ambiciones de ascenso social y el arribismo son las herramientas para ‘progresar’ en la vida.
Jesús busca una comunidad con lazos de solidaridad, afecto y respeto, es decir, una gran familia consagrada a realizar el Reino donde los sencillos, los pequeños, tengan un lugar de importancia y sean gestores de un nuevo modo de organizar las relaciones interhumanas. Como dice Pablo, sólo el ser humano espiritual, el que se ha abierto a la acción del Espíritu de Dios, es capaz de vivir la vida en plenitud, en gozosa aceptación y armonía con la humanidad.
Jesús busca una comunidad con lazos de solidaridad, afecto y respeto, es decir, una gran familia consagrada a realizar el Reino donde los sencillos, los pequeños, tengan un lugar de importancia y sean gestores de un nuevo modo de organizar las relaciones interhumanas. Como dice Pablo, sólo el ser humano espiritual, el que se ha abierto a la acción del Espíritu de Dios, es capaz de vivir la vida en plenitud, en gozosa aceptación y armonía con la humanidad.
Oremos:
Te bendecimos, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido grandes cosas
a los ‘sabios y prudentes’, y se las has revelado a los sencillos.
Te pedimos que nos des un corazón de pobre, un amor a la Causa de los pobres,
y el desprendimiento necesario para desprendernos de los intereses egoístas,
para que siempre sepamos captar el sentido de “estas cosas” que revelas a los sencillos.
Te bendecimos, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido grandes cosas
a los ‘sabios y prudentes’, y se las has revelado a los sencillos.
Te pedimos que nos des un corazón de pobre, un amor a la Causa de los pobres,
y el desprendimiento necesario para desprendernos de los intereses egoístas,
para que siempre sepamos captar el sentido de “estas cosas” que revelas a los sencillos.
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