domingo, 3 de septiembre de 2017

TOA - Domingo 23 - A nadie le deban nada, más que amor - Mt 18, 15-20

Lecturas en lenguaje Latinoamericano para el Domingo 23° del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Ezequiel 33,7-9 (Si no hablas al malvado, te pediré cuenta de su sangre)
Así dice el Señor: "A ti, hijo de Adán, te he puesto de atalaya en la casa de Israel;
cuando escuches palabra de mi boca, les darás la alarma de mi parte.

Si yo digo al malvado: "¡Malvado, eres reo de muerte!", 
y tú no hablas, poniendo en guardia al malvado para que cambie de conducta,
el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre;
pero si tú pones en guardia al malvado para que cambie de conducta,
si no cambia de conducta, él morirá por su culpa, pero tú has salvado la vida."


Salmo responsorial, Salmo 94: R./ Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: "No endurezcan su corazón.". 
Vengan, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.
R./ Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: "No endurezcan su corazón.". 

Entren, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
R./ Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: "No endurezcan su corazón.". 

Ojalá escuchen hoy su voz:
"No endurezcan el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras."
R./ Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: "No endurezcan su corazón.". 


Romanos 13, 8-10 (Amar es cumplir la ley entera)
Hermanos: A nadie le deban nada, más que amor; 
porque el que ama a su prójimo tiene cumplido el resto de la ley. 
De hecho, el "no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no envidiarás" 

y los demás mandamientos que haya, se resumen es esta frase: 
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo." 
Uno que ama a su prójimo no le hace daño; por eso amar es cumplir la ley entera.

Mateo 18, 15-20 (Si te hace caso, has salvado a tu hermano)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos.
Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos,
para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. 
Si no les hace caso, díselo a la comunidad,y si no hace caso ni siquiera a la comunidad,
considéralo como un gentil o un publicano. 

Les aseguro que todo lo que aten en la tierra quedará atado en el cielo,
y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo. 

Les aseguro, además, que si dos de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo,
se lo dará mi Padre del cielo.
Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos."

Reflexionemos:

Ez 33,7-9: Si no hablas al malvado, te pediré cuenta de su sangre
Salmo responsorial 94: Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: "No endurezcan su corazón."
Romanos 13, 8-10: Amar es cumplir la ley entera
Mateo 18, 15-20 Si te hace caso, has salvado a tu hermano

Ezequiel es el profeta vigilante de su pueblo en el tiempo del exilio. Este es el llamado de su misión.
La actitud vigilante, -no la de espiar-, es un rasgo físico y espiritual que ayuda a los profetas a estar atento a lo que pasa, para alertar y prevenir al pueblo, para abrirle los ojos pero a la vez le ayuda a estar siempre atento a escuchar la Palabra de Dios; leyendo los acontecimientos de la historia e interpretándolos a la luz de la Palabra de Dios.

Quién vigila está pendiente de los peligros que acechan al pueblo
y es responsable directo de lo que le pueda pasar.

El pueblo puede aceptar o rechazar esa interpelación profética
pero no debe pasarla por alto porque no se dará cuenta del peligro.

Continuando con la carta a los romanos, Pablo llama a los creyentes
a edificar su vida en el amor, para responder a los desafíos del día a día
que a cada creyente y a cada comunidad nos toca vivir.

El amor es resumen, síntesis de vida, donde confluye todo tipo de precepto religioso.
El amor nos pone en perfecta sintonía con la propuesta evangélica,
no rechaza de plano la ley, sino que supera su fuerza y nos libera.

Quien ama de verdad no quiere hacer daño a nada ni a nadie;
siempre busca ayudar a crecer a la persona y al creyente.

La metanoia o conversión es el cambio rotundo de la mente y de corazón.
Quién se convierte al amor lo asume como única norma de vida,
traducida en compromisos y actitudes muy concretas:
servicio, respeto, perdón, reconciliación, tolerancia, comprensión, verdad, paz, justicia y solidaridad fraterna.

Mateo nos habla en el evangelio sobre la corrección fraterna,
tema que por sus propios conflictos internos tuvo que enfrentar su comunidad cristiana.
Este rico pasaje catequético que quiere enfrentar y resolver el problema de los conflictos comunitarios.

El pecado no es solamente de orden individual o moral, es también faltas graves en contra de la comunidad.
Mateo señala dos cosas importantes:
a) no se debe caer en una relajación exagerada de las normas morales que lleven al caos comunitario
b) ni debemos caer en un exceso de severidad donde nadie falle o se equivoque.

Mateo se pone en el término medio,
quiere resolver las complicadas relaciones interpersonales siguiendo la pedagogía de Jesús.

El evangelista deja en claro que ante todo se debe tratar de salvar al trasgresor,
no condenarlo ni expulsarlo de buenas a primeras,
hay que salvar por todos los medios posibles a la persona.
Si la persona se resiste, no acepta la invitación, no da signos de arrepentimiento,
entonces y sólo entonces la comunidad se ve obligada a expulsarla de su seno.
La persona misma se excluye de la comunión cuando no acepta la oferta de perdón.

El tipo de Iglesia que presenta Mateo en el evangelio es una asamblea de hermanos y hermanas,
a quienes la fe en Jesús ayudó a romper criterios mundanos
de diferencia de clases sociales, económicas, prejuicios, privilegios, autoritarismos.
Esta comunidad se reúnen y participa fraternalmente e igualitariamente.

Como creyentes, también nosotros debemos asumir el compromiso de luchar por la verdad.
Nuestras familias y comunidades cristianas deben ser lugares de verdad y reconciliación,
donde respetar a las personas que se equivocan y quieren rectificar su error es una exigencia evangélica.

Nuestro compromiso es con la actitud profética que promueva la justicia, la reconciliación y la verdad,
sin caer en actitudes relajadas o que respalden la impunidad.

El evangelio habla de la comunidad como sujeto de perdón que en nombre de Jesús:
«Todo lo que aten ustedes en la tierra será atado en el cielo...».

Una forma tradicional de entender el perdón ha sido que esa facultad de la comunidad
la ha recogido y expresado el ministerio sacerdotal; pero esa forma no es exclusiva;
es, simplemente, la forma sacramental oficial actual.

Para muchos de nosotros, el perdón, por nuestra forma de ser, nuestro carácter,
la educación recibida o la falta de educación recibida para perdonar,
nos resulta difícil, incluso muy difícil.

¿Cómo está la actitud de perdón en mi vida?
La fe que se nutre de nuestra vida espiritual, es un asunto personal, una responsabilidad intransferible,
pero que la vivimos dentro de una comunidad.
En ese sentido, todos somos de la vida de cada miembro de la comunidad.
Examinemos y reflexionemos hoy sobre nuestra corresponsabilidad comunitaria.


Oremos:
Oh Dios bueno, que por Jesús nos has dicho:
“todo lo que aten en la tierra, el Cielo lo tendrá por atado”;
haz que tu Iglesia sienta sobre sí la responsabilidad de ser generosa como Tú,
y de no imponer a tus hijos, nuestros hermanos y hermanas, “más cargas que las necesarias”,
haciéndoles experimentar que “donde está tu Espíritu está la libertad”. Por Jesucristo nuestro Señor.

Dediquemos hoy 30 minutos frente al Santísimo Sacramento para que:
- ¡Haya Paz en el Medio Oriente y se termine la agresión al Pueblo Palestino!
- ¡Cese la persecución de Cristianos en Irak, Siria y  Sudán!

sábado, 2 de septiembre de 2017

TOA - Semana 22 - Me sedujiste, Señor - Mt 16, 21-27

Si formamos nuestra religión sólo con lo que nos atrae y nos gusta, ¡qué iglesia tan cómoda y sosa tendríamos!

En Alqosh y Qaragosh en Irak la gente está celebrandos sus eucaristías y sus sacramentos en Iglesias destruidas, sin techos ni ventanas, lo hacen hasta en el aire libre mientras reconstruyen todo. No hay comodidades pero les sobra fe y compromiso, Podríamos mantener las historias sobre el nacimiento y la infancia de Cristo, su tentación en el desierto y sus milagros de sanación, podríamos incluir nuestras parábolas favoritas, como el hijo pródigo, el fariseo y el publicano, y por supuesto, el buen samaritano. Pero, ¿acéptaríamos esa enseñanza dura acerca de renunciar a nosotros mismos, tomar la cruz, perder nuestras vidas por el bien de Jesús? ¿o es mejor seguir siendo sordos en la práctica, en nuestras vidas diarias?

Seguir a Cristo es como aceptar a un amigo en su totalidad, con sus fallas y virtudes, acogiendo con satisfacción las demandas y los beneficios de su amistad. Amistad es aceptar a las personas como son, sin querer cambiarlas o acomodarlas a lo que nos convienen. Sucede lo mismo con el Evangelio: hay que aceptar todas las palabras de Cristo, porque confiamos en él y sabemos que en sus caminos están la verdad y la felicidad.

¿Qué nos quiere el Señor cuando nos pide "renuncia a ti mismo", "pierde tu vida por mi causa", "lleva tu cruz"?, o San Pablo en su carta "presenten sus cuerpos como un sacrificio santo?" Estas palabras no quieren el suicidio, o la devaluación de la vida presente, sus alegrías y sus logros. Tampoco es una  forma piadosa a resignarse a soportar lo que no se puede cambiar. Estas son preguntas no buscan una solución rápida o simple. La Palabra de Dios nos aleja de cualquier religión cómoda y conformista, desmascara nuestras muchas evasiones, nuestros dobles estándares, nuestro deseo de "comprar gracia barata", de aspirar a la salvación a un precio reducido, nos involucra en el sacrificio y la entrega. 

La seducción de Dios
La primera lectura nos da una pista frente para la demanda de este Señor. En la extraordinaria confesión de Jeremías de que fue seducido por Dios. Dejando que su vocación profética lo dominara, Jeremías se involucra en muchas tareas ingratas. Se había enamorado de Dios, de tal modo que nada le impidió hacer la voluntad de Dios, sin importarle a dónde ésta le llevara o le hiciera hacer. 
Y nosotros, ¿Nos hemos enamorado de Cristo? ¿nos hemos dejado seducir por él para servirlo con todas nuestras capacidades y recursos? ¿No estamos ofreciendo como "sacrificios vivos"?

La "renuncia" de la que nos habla el Evangelio de hoy tiene mucho aspecto positivo. Todo crecimiento, todo logro duradero exige esfuerzo y sacrificio. Ese sacrificio puede ser también una experiencia satisfactoria si se orienta hacia una meta alta y valorada. (entrenamiento atlético, escalar una montaña, estudiar un idioma, prácticar una habilidad.) La autodisciplina que involucra la vida cristiana, nos lleva a aceptar las circunstancias en las que Dios nos coloca, a forjar nuestro propio destino, a contribuir con el bienestar de nuestra sociedad y del mundo. Nos ayuda a esperar confiados la gran recompensa del servicio leal, cuando el Hijo del hombre, viniendo en gloria, recompensará a todos según su comportamiento y compromiso.
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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano, Domingo 22, TOA

Primera lectura: Jer 20, 7-9 
Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir; fuiste más fuerte que yo y me venciste.
He sido el hazmerreír de todos; día tras día se burlan de mí.
Desde que comencé a hablar, he tenido que anunciar a gritos violencia y destrucción.
Por anunciar la palabra del Señor,
me he convertido en objeto de oprobio y de burla todo el día.
He llegado a decirme: "Ya no me acordaré del Señor ni hablaré más en su nombre".
Pero había en mí como un fuego ardiente, encerrado en mis huesos;
yo me esforzaba por contenerlo y no podía.

Salmo Responsorial: Salmo 62, 2. 3-4. 5-6. 8-9 / R. Señor, mi alma tiene sed de ti.
Señor, tú eres mi Dios, a Ti te busco; de ti sedienta está mi alma.
Señor, todo mi ser te añora como el suelo reseco añora el agua.
R. Señor, mi alma tiene sed de ti.
Para admirar tu gloria y ti poder, con este afán te busco en tu santuario.
Pues mejor es tu amor que la existencia; siempre, Señor, te alabarán mis labios.
R. Señor, mi alma tiene sed de ti.
Podré así bendecirte mientras viva y levantar en oración mis manos.
De lo mejor se saciará mi alma; te alabaré con jubilosos labios.
R. Señor, mi alma tiene sed de ti.
Porque fuiste mi auxilio, y a tu sombra, Señor, canto con gozo.
A ti se adhiere mi alma y tu diestra me de seguro apoyo.
R. Señor, mi alma tiene sed de ti.

Segunda lectura: Rom 12, 1-2
Hermanos: Por la misericordia que Dios les ha manifestado, los exhorto a que se ofrezcan ustedes mismos como una ofrenda viva, santa y agradable a Dios, porque en esto consiste el verdadero culto. No se dejen transformar por los criterios de este mundo; sino dejen que una nueva manera de pensar los transforme internamente, para que sepan distinguir cuál es la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto. 

Aclamación antes del Evangelio: Ef 1, 17. 18
R.
 Aleluya, aleluya.
Que el Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestras mentes
para que podamos comprender cuál es la esperanza que nos da su llamamiento.
R. Aleluya. 

Evangelio: Mt 16, 21-27 
En aquel tiempo, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.

Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: "No lo permita Dios, Señor; eso no te puede suceder a ti".

Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: "¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!"

Luego Jesús dijo a sus discípulos:
"El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?

Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre,
en compañía de sus ángeles, y entonces le dará a cada uno lo que merecen sus obras''.

Oremos
Dios todopoderoso, de quien procede todo bien perfecto,
infunde en nuestros corazones el amor de tu nombre,
para que, haciendo mas religiosa nuestra vida,
acrecientes en nosotros lo que es bueno
y lo conserves constantemente.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.

domingo, 27 de agosto de 2017

TOA - Domingo 21 - La profundidad de Dios - Mateo 16: 13-20

El Evangelio de Hoy nos trae cosas nuevas acerca de la fe, la iluminación y el liderazgo, y es una  guía para nuestras propias vidas. Cada uno debe responder personalmente a la pregunta de Nuestro Señor: "¿Quién dices que soy?" Aunque el credo de Pedro es una base sólida para comenzar. Note la frase "Hijo del Dios Vivo", expresando más ricamente lo que "Cristo" significa. La fe adoradora de Pedro viene a él como un regalo de arriba, no de su propia habilidad.

Con Pedro, nos regocijamos de que Jesús sea el hijo ungido prometido a David, aquel profetizado para edificar el templo de Dios y reinar sobre un reino eterno (2 Sam 7). Podemos reflexionar más sobre la tarea de Pedro, en otros pasajes del Evangelio (Mt 14,28: 17, 24, Lc 22:32, Jn 21: 15-17), y en los Hechos (1. 2, 14s; 3, 1s).

Quizás Pedro recibió ese encargo porque su espíritu humilde y contrito lo hizo estar mejor preparado para recibirlo. O porque Dios escoge a quien Él quiere, más allá de sus méritos. Es a este Pedro impulsivo, honesto, dedicado, amigo, al que Jesús confía las llaves del Reino de los Cielos. Sobre esa confesión de fe sencilla, sólida y dedicada, la Iglesia siempre busca la unidad y la fortaleza. Las llaves son principalmente para abrir; pero muchas puertas se cierran por sí mismas. 

Pedro fue designado para "alimentar a los corderos y ovejas" de Cristo, para "confirmar a sus hermanos", y dar la bienvenida al primer pagano convertido a la Iglesia, no era un santo nacido. La debilidad de la fe (cuando comenzó a hundirse), la autoconfianza precipitada y la negación eventual también son retratados por él. Pero esto sólo sirve para subrayar la grandeza de su conversión, cuando con una nueva claridad de autoconocimiento se vuelve y le dice a Jesús: "Tú sabes que te amo".

La tarea de pastor no es la del dominio severo, o la eficiente organización de la Iglesia de Cristo. Es ser Pastor y penitente a la vez, el que convertido debe apoyar a otros pecadores convertidos, conducir a los fieles con el testimonio y el ejemplo. Esta comprensión pastoral de la autoridad encuentra un bello eco en la primera carta de Pedro a los ancianos o líderes cuando les pide que "cuiden el rebaño de Dios, no como dominadores de los que están a su cargo, sino que son ejemplos para el rebaño" (5,13). Pedro cuidó a la iglesia primitiva compartiendo su profunda fe en Cristo Resucitado. Así, los mantuvo unidos en una comunidad de amor mutuo, y en fiel obediencia al Evangelio. Esta situación ideal de armonía en la Iglesia se esboza brevemente en los Hechos (2, 42ss; 4, 32).

Lo que Jesús llama "mi Iglesia" y que encarga a Pedro es el reino prometido al hijo de David (Is 9, 1-7). Isaías predijo que las llaves del reino de David serían dadas a un nuevo maestro, quien gobernaría como padre al pueblo de Dios. Jesús, la raíz y descendencia de David, es el único que tiene las llaves del reino (Apo 1,18; 3, 7; 22,16). Jesús cumple esa profecía al dar esas mismas llaves a Pedro, estableciéndolo -y a todos los que le suceden- como santo padre de Su Iglesia.

Su Iglesia también es la nueva casa de Dios, el templo espiritual fundado en la "roca" de Pedro, y construido a partir de las piedras vivas de los creyentes individuales (1 Pe 2, 5). Y Pedro se convierte en la roca de la cual Dios levanta nuevos hijos de Dios (Mt 3, 9).

La palabra que Jesús usa - "iglesia" (ekklesia en griego) - se usó en la traducción griega del Antiguo Testamento para la "asamblea" de los hijos de Dios después del éxodo (Deut 18,16) Su Iglesia es la "asamblea del primogénito" (Heb 12, 23, Ex 4, 23-24), establecida por el éxodo de Jesús (Lc 9, 31). Como los israelitas, somos bautizados en agua, guiados por la Roca, y alimentados con comida espiritual (1 Cor 10, 1-5).

Para que la Iglesia de hoy pueda enseñar, animar y unir tantos millones de creyentes bautizados debe tener a Jesús en el centro, como el Cristo, Hijo del Dios Viviente, como la única y verdadera Roca de la Iglesia. Hoy en día, necesitamos el ministerio de los apóstoles fieles, confiados por Cristo para edificar a su pueblo, testimoniar su fe y liderar en el amor cristiano. Papa, obispos, sacerdotes y otros ministerios existen para servir.

Es nuestra tarea dar a conocer a nuestros pastores tanto nuestro aprecio como nuestras críticas constructivas y leales. Debemos orar por ellos, por su valor, honestidad y perseverancia. 

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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano Domingo 21, TOA
Primera lectura: Is 22, 19-23
Esto dice el Señor a Sebná, mayordomo de palacio:
"Te echaré de tu puesto y te destituiré de tu cargo.
Aquel mismo día llamaré a mi siervo,
a Eleacín, el hijo de Elcías; le vestiré tu túnica,
le ceñiré tu banda y le traspasaré tus poderes.

Será un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá.
Pondré la llave del palacio de David sobre su hombro.
Lo que él abra, nadie lo cerrará; lo que él cierre, nadie lo abrirá.
Lo fijaré como un clavo en muro firme
y será un trono de gloria para la casa de su padre''.

Salmo Responsorial: Salmo 137, 1-2a. 2bc-3. 6 y 8bc / R. Señor, tu amor perdura eternamente.
De todo corazón te damos gracias, Señor, porque escuchaste nuestros ruegos.
Te cantaremos delante de tus ángeles, te adoraremos en tu templo.
R. Señor, tu amor perdura eternamente.
Señor, te demos gracias por tu lealtad y por tu amor;
siempre que te invocamos, nos oíste y nos llenaste de valor.
R. Señor, tu amor perdura eternamente.
Se complace el Señor en los humildes y rechaza el engreído.
Señor, tu amor perdura eternamente; obra tuya soy, no me abandones
R. Señor, tu amor perdura eternamente.

Segunda lectura: Rom 11, 33-36
¡Qué inmensa y rica es la sabiduría y la ciencia de Dios! ¡Qué impenetrables son sus designios e incomprensibles sus caminos! ¿Quién ha conocido jamás el pensamiento del Señor o ha llegado a ser su consejero? ¿Quién ha podido darle algo primero, para que Dios se lo tenga que pagar? En efecto, todo proviene de Dios, todo ha sido hecho por él y todo está orientado hacia él. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Aclamación antes del Evangelio: Mt 16, 18
R. Aleluya, aleluya.
Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia,
y los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella, dice el Señor.
R. Aleluya.


Evangelio: Mt 16, 13-20
En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?"
Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan, el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas".

Luego les preguntó: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?"
Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".

Jesús le dijo entonces: "¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo".

Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.

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Oremos

Abraham fue considerada "la roca" de la cual todos los hijos de Israel fueron cortados (Is 51: 1-2). 

"Oh, la profundidad de las riquezas, la sabiduría y el conocimiento de Dios", sean dadas hoy a su Iglesia para que en triunfante de alegría y acción de gracias podamos compartir el misterio que el Padre celestial reveló en su Hijo a Pedro y susu sucesores.

Hoy recordamos particularmente el actual sucesor de Pedro, nuestro Papa; Para que Dios lo establezca en fe y sabiduría; Que siendo fuerte en sí mismo, puede confirmar a los hermanos; Y que como Pastor Supremo nos ayude en nuestro camino hacia el Reino.
Reunidos en su altar, en presencia de ángeles, cantamos su alabanza y damos gracias a su santo nombre.

sábado, 19 de agosto de 2017

TOA - Domingo 20 - Jesús, el Dios Universal - Mt 15, 21-28

No somos un palomar ordenado: Entre los creyentes hay la tentación de pensar que la gracia de Dios se reparte de una manera igual, ordenada, límpia y que es algo reservado sólo para los elegidos que temen a Dios, sólo para el Pueblo de Dios.

Muchos de nuestros antepasados ​​judíos y hoy nosotros, adoptamos esta visión, sin encarnar el mensaje universalista de Isaías: Dios quiere una casa de oración abierta a todas las naciones.

Los cristianos necesitan recordarlo también: Dios quiere que todos los seres humanos sean salvos; Él es rico en misericordia y su generosidad no tiene medida, abre sus puertas y nos acoge a todos.

En la casa del Padre hay muchas habitaciones, aún para "los otros", los que no son de los nuestros.

Bendiciones hasta de la pérdida y el fracaso: Nuestro Padre celestial atrae a la gente hacia Él en formas extrañas e impredecibles. A veces, la desgracia de un miembro de familia puede servir para unir a los demás en una nueva lealtad protectora. A veces, en los negocios, el fracaso de una idea puede dirigir la energía hacia una línea nueva y más productiva. El rechazo a la prédica y el estilo de vida de Nuestro Salvador por parte de los judíos puede parecer un fracaso, pero eso permitió su aceptación en todo el mundo no judío más rápidamente.

Hasta de los errores y de los pecados de la humanidad puede salir algo bueno, en una sección profunda y difícil de su carta a los romanos, Pablo dice: "...Ustedes antes eran rebeldes contra Dios y ahora han alcanzado su misericordia". La rebeldía no nos excluyen de Cristo, sólo nos muestran cuánto lo necesitamos, "Dios buscar para salvar lo que se perdió".

Migajas solidarias: Pareciera que Jesús no se preocupaba de las personas de otras naciones, como esa mujer extranjera que con fuerte voz, rogaba por su ayuda. Ante el rechazo inicial, ella no se dio por vencida. Jesús encontró de ella la respuesta que buscaba: "...También los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos".

La petición de la mujer fue atendida y su fe elogiada. Jesús usa un dicho muy popular en Israel para indicar que su misión primera era la conversión de su propio pueblo, ese era su camino histórico. Debía reavivar al pueblo elegido, para que éstos a su vez, hagan una "casa de oración para todas las naciones".

Lo cierto es que durante su vida Jesús siempre estuvo listo para recibir a los paganos que vinieran a él. Hasta predijo que en el futuro "muchos vendrán de Oriente y Occidente, y se sentarán a la mesa del Reino de Dios". Por eso, después de la Resurrección, Jesús envía a sus discípulos en su misión universal, los envía a abrir las puerta cerradas por el miedo, el desamor y el egoísmo. (Mateo 28:18)

Expandir el círculo: Así es como la fe cristiana debe propagarse, como los círculos ondulantes que se expanden en la superficie cuando una piedra cae en un estanque quieto. Primero a los judíos, luego a los gentiles. Siempre transmitidos por el contacto directo, el compartir la confianza, el testimonio de la convicción pacífica, ayudando al otro a llevar sus cargas. Vivir los valores Evangélicos no nos asegura que nuestro camino de fe será suave. Habrá reveses y obstáculos, objeciones de personas más inteligentes que nosotros, caminaremos contra vientos hostiles y contrario a la opinión del cristiano e incluso a toda creencia religiosa. En tales circunstancias, la mujer cananea nos ofrece inspiración, con su resolución de hierro junto con el buen humor y el ingenio listo para responder al maestro, a los que no esperan que la generosidad de Dios sea una realidad cada día, en cada momento y con toda persona.

Oración
Dios nuestro,
que has preparado bienes invisibles para los que te aman,
infunde en nuestros corazones la ternura de tu amor
para que, amándote en todas y sobre todas las cosas,
alcancemos tus promesas que superan todo deseo.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano - Domingo 20 TOA

Primera lectura: Is 56, 1. 6-7
Esto dice el Señor: "Velen por los derechos de los demás,
practiquen la justicia, porque mi salvación está a punto de llegar
y mi justicia a punto de manifestarse.

A los extranjeros que se han adherido al Señor
para servirlo, amarlo y darle culto,
a los que guardan el sábado sin profanarlo
y se mantienen fieles a mi alianza,
los conduciré a mi monte santo
y los llenaré de alegría en mi casa de oración.

Sus holocaustos y sacrificios serán gratos en mi altar,
porque mi templo será la casa de oración
para todos los pueblos''.


Salmo Responsorial: Salmo 66, 2-3. 5. 6 y 8: R. Que te alaben. Señor, todos los pueblos.
Ten piedad de nosotros y bendícenos; vuelve, Señor, tus ojos a nosotros.
Que conozca la tierra tu bondad y los pueblos tu obra salvadora.
R. Que te alaben. Señor, todos los pueblos.
Las naciones con júbilo te canten, porque juzgas al mundo con justicia;
con equidad tú juzgas a los pueblos y riges en la tierra a las naciones.
R. Que te alaben. Señor, todos los pueblos.
Que te alaben. Señor, todos los pueblos que los pueblos te aclamen todos juntos.
Que nos bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero.
R. Que te alaben. Señor, todos los pueblos.

Segunda lectura: Rom 11, 13-15. 29-32
Hermanos: Tengo algo que decirles a ustedes, los que no son judíos, y trato de desempeñar lo mejor posible este ministerio.
Pero esto lo hago también para ver si provoco los celos de los de mi raza y logro salvar a algunos de ellos.
Pues, si su rechazo ha sido reconciliación para el mundo, ¿qué no será su reintegración, sino resurrección de entre los muertos?
Porque Dios no se arrepiente de sus dones ni de su elección.

Así como ustedes antes eran rebeldes contra Dios y ahora han alcanzado su misericordia con ocasión de la rebeldía de los judíos, en la misma forma, los judíos, que ahora son los rebeldes y que fueron la ocasión de que ustedes alcanzaran la misericordia de Dios, también ellos la alcanzarán.
En efecto, Dios ha permitido que todos cayéramos en la rebeldía, para manifestarnos a todos su misericordia.

Aclamación antes del Evangelio: Mt 4, 23
R. Aleluya, aleluya.
Jesús predicaba el Evangelio del Reino
y curaba las enfermedades y dolencias del pueblo.
R. Aleluya.

Evangelio: Mt 15, 21-28
En aquel tiempo, Jesús se retiró a la comarca de Tiro y Sidón.

Entonces una mujer cananea le salió al encuentro y se puso a gritar:
"Señor, hijo de David, ten compasión de mí.
Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio".

Jesús no le contestó una sola palabra;
pero los discípulos se acercaron y le rogaban:
"Atiéndela, porque viene gritando detrás de nosotros".

Él les contestó:
"Yo no he sido enviado sino a las ovejas descarriadas de la casa de Israel".
Ella se acercó entonces a Jesús y postrada ante él, le dijo:
"¡Señor, ayúdame!"
Él le respondió:
"No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos".
Pero ella replicó:
"Es cierto, Señor;
pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos".

Entonces Jesús le respondió:
"Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas".
Y en aquel mismo instante quedó curada su hija.

domingo, 13 de agosto de 2017

TOA - Domingo 19 - Hundido por el Miedo, tiempo de orar - Mt 14, 22-33




¿Cómo encontrar a Dios en las tormentas y las luchas de nuestras vidas, a veces tan difíciles y tan desmoralizadoras? ¿Son en esas pruebas en las que intentamos encontrar y hacer su voluntad?

Hay tres momentos de oración en el evangelio de hoy.
1) La oración de Jesús. Después de enviar a las multitudes, él subió a las colinas solo para orar. Esta es la oración de comunión. Jesús entra en comunión con su Padre celestial. Podríamos pensar en ello como la oración de la contemplación.

2) La oración desesperada de Pedro. Pedro grita: "Señor, sálvame". Esta es también nuestra oración cuando nos sentimos amenazados o abrumados por alguna situación difícil. Seguramente, muchos nos identificamos con esta oración. Conocemos situaciones en las que la tierra parece abrirse debajo de nosotros y nos comenzamos a hundir. Jesús respondió a la oración de Pedro, salvándolo de ahogarse. El Señor siempre responderá a nuestras oraciones de las profundidades.

3) La oración de los Discípulos. Estando en la barca, después de que el viento se calmó, exclaman asustados: "Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios." Esta es la oración de alabanza, que se regocija de reconocer a Jesús en su verdadera dimensión, por lo que él es y no por lo que esperamos que sea. La oración de petición está entre corchetes por la oración de comunión de Jesús y la oración de alabanza de los discípulos. A pesar de que la oración desesperada de petición probablemente nos llega más fácilmente, estamos llamados a las tres formas de oración. Así como un tiempo para pedir al Señor, también hay un tiempo justo para estar con el Señor, y un tiempo para darle gracias y alabanza.

En la primera lectura, Yahvé manda a Elías a subir a la montaña y espera a que Él pase.
En el Evangelio, Jesús hace que los discípulos crucen las aguas para encontrarse con Él. En cada uno de los casos, el Señor se hace presente en medio de un tumulto aterrador, fientos fieros, y sobre enormes olas, en el fuego y en los terremotos. 
Elias esconde su cara. Quizá recuerda a Moisés que se encontró con Yahvé en esa misma montaña en las mismas condiciones, entre fuego, vientos y terremotos. (Deut 4, 10-15; Ex 19, 17-19) Dios le dijo a Moisés que nadie puede ver su rostro y seguir vivo, por eso esconde a Moisés en una grieta de la montaña, del mismo modo, esconderá a Elías en una cueva. (Ex 33, 18-23)

También los discípulos están demasiado aterrados para mirar el rostro de Dios. En el Evangelio de hoy, Jesús revela su 'identidad divina'. Sólo Dios camina sobre de la cresta de la ola (Job 9: 8) y las dirige la rabia de las aguas (Sal 89, 9-10). Y las palabras de confianza que Jesús dice, "Soy Yo", Son las mismas que Yahvé, su Padre usó para identificarse ante Moisés (Ex 3, 14; Is 43, 10).

Incluso Pedro ha sido sobreseído por el miedo como para imitar a su Señor. Jesús le dice que sus miedos son signos de falta de fe. Eso mismo nos sucede a nosotros. Nuestros miedos nos hacen dudar, y eso hace difícil que podamos contemplar su gloria que mora entre nosotros.

Al cantar el Salmo 85, debemos reafirmar nuestra seguridad que Su salvación está cerca de aquellos que esperan en Él. Por la fe debemos saber, como afirma Pablo en su carta a los Romanos, que somos herederos de las promesas hechas a sus hijos, Israel.

Debemos confiar en que Él nos susurra suavemente en los pruebas de nuestra vida, que aquel que nos ha llamado a caminar a seguir sus pasos, nos salvará cada vez que empezemos a hundirnos.





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Lecturas Blíblicas en Lenguaje Latinoamericano - Domingo 19 TOA

Primera lectura:1 Reyes 19, 9a. 11-13a
Al llegar al monte de Dios, el Horeb, el profeta Elías entró en una cueva y permaneció allí. El Señor le dijo: "Sal de la cueva y quédate en el monte para ver al Señor, porque el Señor va a pasar".

Así lo hizo Elías y, al acercarse el Señor, vino primero un viento huracanado, que partía las montañas y resquebrajaba las rocas; pero el Señor no estaba en el viento. Se produjo después un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto. Luego vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego se escuchó el murmullo de una brisa suave. Al oírlo, Elías se cubrió el rostro con el manto y salió a la entrada de la cueva.

Salmo Responsorial: Salmo 84, 9ab-10. 11-12. 13-14 / R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
Escucharé las palabras del Señor,
palabras de paz para su pueblo santo.
Está ya cerca nuestra salvación
y la gloria del Señor habitará en la tierra.
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
La misericordia y la verdad se encontraron,
la justicia y la paz se besaron,
la fidelidad brotó en la tierra
y la justicia vino del cielo.
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
Cuando el Señor nos muestre su bondad,
nuestra tierra producirá su fruto.
La justicia le abrirá camino al Señor
e irá siguiendo sus pisadas.
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

Segunda lectura: Rom 9, 1-5
Hermanos: Les hablo con toda verdad en Cristo; no miento. Mi conciencia me atestigua, con la luz del Espíritu Santo, que tengo una infinita tristeza, y un dolor incesante tortura mi corazón.

Hasta aceptaría verme separado de Cristo, si esto fuera para bien de mis hermanos, los de mi raza y de mi sangre, los israelitas, a quienes pertenecen la adopción filial, la gloria, la alianza, la ley, el culto y las promesas. Ellos son descendientes de los patriarcas; y de su raza, según la carne, nació Cristo, el cual está por encima de todo y es Dios bendito por los siglos de los siglos. Amén.

Aclamación antes del Evangelio: Sal 129, 5
R. Aleluya, aleluya.
Confío en el Señor,
Mi alma espera y confía en su palabra.
R. Aleluya.

Evangelio: Mt 14, 22-33
En aquel tiempo, inmediatamente después de la multiplicación de los panes, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se dirigieran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. 
Después de despedirla, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba él solo allí.

Entretanto, la barca iba ya muy lejos de la costa, y las olas la sacudían, porque el viento era contrario. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el agua. Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron, y decían: "¡Es un fantasma!" Y daban gritos de terror. 
Pero Jesús les dijo enseguida: "Tranquilícense y no teman. Soy yo".

Entonces le dijo Pedro: "Señor, si eres tú, mándame ir a ti caminando sobre el agua". 
Jesús le contestó: "Ven". Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús; 
pero al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, comenzó a hundirse y gritó: "¡Sálvame, Señor!" Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?"

En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en la barca se postraron ante Jesús diciendo: "Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios".




domingo, 6 de agosto de 2017

TOA - Domingo 18 - Brillando mejor con Cristo - Mt 17, 1-9

A veces podemos trabajar al lado de alguien sin llegar a conocerlo realmente. De repente un día, sucede algo que le hace abrirse, empezamos a acercarnos a él, y descubrimos una cantidad de riquezas profundas que no sabíamos que existía.

El evangelio de esta mañana es acerca de una experiencia similar a aquella, donde Pedro, Santiago y Juan pueden por un instante ver quién es realmente Jesús. Es una experiencia de algo más allá de las palabras: atemorizante pero al mismo tiempo, tan maravillosa que desean prolongarla construyendo tres tiendas - para Jesús, Moisés y Elías. Reflexionando sobre la experiencia, años más tarde, Pedro escribía: "Habíamos visto a su majestad por nosotros mismos. Él fue honrado y glorificado por Dios el Padre, cuando la Gloria Sublime mismo le habló "(1 Pedro 1:17).

Marcos habla en su Evangelio sobre la blancura de las ropas de Jesús; dice que se volvieron "deslumbrantemente blancas, más blancas que cualquier cosa terrenal". San Gregorio Nazianzeno nos dice que esta blancura era la Divinidad, manifestada a los discípulos. Tradicionalmente, Moisés y Elías son vistos como representantes de la Ley y los Profetas, pero Moisés y Elías también fueron personas que tuvieron encuentros con la Divinidad. Ambos cruzaron el desierto, ayunaron durante cuarenta días, y subieron la montaña de Dios. 

Moisés le rogó a Yahvé: "Muéstrame tu gloria" y Yahvé le reveló su espalda (no su rostro), pero antes lo puso en la hendidura de la roca. Cuando llegó a Elías como una suave brisa, éste estuvo en la boca de una cueva. Moisé y Elías pueden representar a todos los que quieren ver la gloria de Dios: "¿Cuándo puedo entrar y ver el rostro de Dios?" 42: 2)

¿De qué hablaban Moisés y Elías con Jesús? Lucas dice que "hablaban de su muerte que debía cumplirse en Jerusalén" (Lc 9, 31), y de hecho fue en su Pasión que el rostro de Dios se iba a revelar, Juan escribiría más tarde: "Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo único, Dios, que estaba al lado del Padre. Él nos lo dio a conocer. "(Jn 1, 18).

La transfiguración se dió seis días después que Jesús predijera sus sufrimientos en la cruz. Jesús fue crucificado unos cuarenta días después. A los tres apóstoles que verían a Jesús postrado en agonía en Getsemaní se les concedió ver quién era Jesus en realidad. Eso debía fortalecerlos frente a lo que les esperaba y ayudarles a comprender lo que se reveló en la Pasión. Juan dice en el Prólogo: "vimos su gloria", ¿se refiere a la Transfiguración o a la Crucifixión, al Tabor o al Calvario? ¿une simbólicamente estas dos montañas en una? ¿Es el Tabor simplemente una visión previa al Calvario, más que un antídoto: una visión más profunda de la realidad del evento de la Crucifixión?

En la Transfiguración, se oye al Padre anunciando: "Este es mi Hijo, el Amado. Escúchenlo." El Padre testimonia que Jesús es Su Hijo Amado, El poder del Espíritu Santo hizo resplandecer la nube que se posa sobre Jesús para indicar que el Hijo Es la misma luz del Padre, que ambos se pertenecen en riqueza y poder." Tanto en el Bautismo de Jesús, como en la Transfiguración, Los cielos se abren y vislumbramos la vida interior de la Trinidad. Jesús es revelado como Hijo del Padre, que habla desde la nube de la Presencia Divina, donde habita el Espíritu. 

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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano 
6 De Agosto 2017 / Fiesta de la Transfiguración del Señor

Primera lectura: Dn 7, 9-10. 13-14
Yo, Daniel, tuve una visión nocturna:
Vi que colocaban unos tronos y un anciano se sentó.
Su vestido era blanco como la nieve, y sus cabellos, blancos como lana.
Su trono, llamas de fuego, con ruedas encendidas.
Un río de fuego brotaba delante de él. Miles y miles lo servían, millones
y millones estaban a sus órdenes. Comenzó el juicio y se abrieron los libros.

Yo seguí contemplando en mi visión nocturna
y vi a alguien semejante a un hijo de hombre,
que venía entre las nubes del cielo.
Avanzó hacia el anciano de muchos siglos
y fue introducido a su presencia.
Entonces recibió la soberanía, la gloria y el reino.
Y todos los pueblos y naciones de todas las lenguas lo servían.
Su poder nunca se acabará, porque es un poder eterno,
y su reino jamás será destruido.

Salmo Responsorial: Salmo 96, 1-2. 5-6. 9 / R/. Reina el Señor, alégrese la tierra.
Reina el Señor, alégrese la tierra; cante de regocijo el mundo entero.
Tinieblas y nubes rodean el trono del Señor que se asienta en la justicia y el derecho.
R/. Reina el Señor, alégrese la tierra.
Los montes se derriten como cera ante el Señor de toda la tierra.
Los cielos pregonan su justicia, su inmensa gloria ven todos los pueblos.
R/. Reina el Señor, alégrese la tierra.
Tú, Señor, altísimo, estás muy por encima de la tierra
y mucho más en alto que los dioses.
R/. Reina el Señor, alégrese la tierra. 

Segunda lectura: 2 Pedro 1, 16-19
Hermanos: Cuando les anunciamos la venida gloriosa y llena de poder
de nuestro Señor Jesucristo,
no lo hicimos fundados en fábulas hechas con astucia,
sino por haberlo visto con nuestros propios ojos en toda su grandeza.

En efecto, Dios lo llenó de gloria y honor,
cuando la sublime voz del Padre resonó sobre él, diciendo:
"Éste es mi Hijo amado, en quien yo me complazco".
Y nosotros escuchamos esta voz,
venida del cielo, mientras estábamos con el Señor en el monte santo. 

Tenemos también la firmísima palabra de los profetas,
a la que con toda razón ustedes consideran como una lámpara
que ilumina en la oscuridad, hasta que despunte el día
y el lucero de la mañana amanezca en los corazones de ustedes.


Aclamación antes del Evangelio: Mt 17, 5
R/.
Aleluya, aleluya.
Éste es mi Hijo muy amado, dice el Señor,
en quien tengo puestas todas mis complacencias; escúchenlo.
R/. Aleluya.

Evangelio: Mt 17, 1-9
En aquel tiempo,
Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, el hermano de éste,
y los hizo subir a solas con él a un monte elevado. Ahí se transfiguró en su presencia:
su rostro se puso resplandeciente como el sol
y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve.
De pronto aparecieron ante ellos Moisés y Elías, conversando con Jesús.

Entonces Pedro le dijo a Jesús: "Señor, ¡qué bueno sería quedarnos aquí!
Si quieres, haremos aquí tres chozas,
una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".

Cuando aún estaba hablando, una nube luminosa los cubrió
y de ella salió una voz que decía:
"Éste es mi Hijo muy amado,
en quien tengo puestas mis complacencias; escúchenlo".

Al oír esto, los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de un gran temor.
Jesús se acercó a ellos, los tocó y les dijo:
"Levántense y no teman".
Alzando entonces los ojos, ya no vieron a nadie más que a Jesús.

Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: "No le cuenten a nadie lo que han visto,
hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos".

Oremos
Dios nuestro,
que en la transfiguración gloriosa de tu Hijo unigénito
confirmaste los misterios de la fe
con el testimonio de los profetas
y prefiguraste admirablemente
la perfecta adopción como hijos tuyos,
concédenos que, escuchando la voz de tu Hijo amado,
merezcamos ser coherederos suyos.
Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.

Cantemos

domingo, 30 de julio de 2017

TOA - Domingo 17 - La Perla más Preciosa - Mt 13, 44-52

Con nuestra terquedad de hacer sólo lo que queremos y pensamos que es lo verdadero, muchas veces sembramos amargura y frustración en los hijos cuyos mejores años se desperdician en espera y odian nuestros proyectos que nunca harán suyos. O cuando los educamos dándole todo y de todo en demasía, criamos hijos que no va a estar dispuestos a aprender de los errores de sus padres.

Sólo con los golpes que nos asesta la vida, aprendemos que las posesiones nos proporcionan sólo la ilusión de seguridad y éxito y que el amor es lo único que puede garantizar la seguridad y la atención en los años en declive.

En una u otra etapa de la vida, todos somos tentados a aferrarnos a las cosas por un sentido si la seguridad. Adquirimos cosas y las posesionamos tanto que sólo la muerte puede separarnos de ellas. 

Puede ser propiedad y riqueza, estatus y prestigio o poder e influencia. Puede ser el sentido de la importancia que viene de estar a cargo, o un estatus y una reputación a la que ya no podemos estar a la altura. 

"Pídeme lo que quisieras que te de", dijo Dios a Salomón; Y el joven rey respondió: "Da a tu siervo un corazón para discernir entre el bien y el mal". Esa sabiduría es el tipo de regalo sustancial que todos necesitamos. Salomón no oró por la riqueza o el esplendor. 

De todo lo que acumulamos, son tantas las cosas de las que debemos librarnos, como la lujuria de la posesión misma, porque la pobreza suele ser un término tan negativo, que los pobres son a menudo despreciados y ninguneados. No hay que dejar que una hambruna africana o un desastre lejano nos hagan olvidar que la pobreza también se nombra como una bienaventuranza. No es casualidad que Cristo comenzó su Sermón de la Montaña con "Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos". Esto debe conducirnos finalmente a "dejar todas las cosas" y a no depender de ellas. 

Ojalá que los jóvenes ricos de nuestro tiempo puedan preguntarse podría preguntarse por lo que él o ella podría dar, para ganar la verdadera perla preciosa y de gran precio. 

Con la humanidad como objetivo último de nuestras vidas obtenemos lo mejor y a la vez la hacemos mejor. Nuestro servicio por las causas que alivian el sufrimiento humano nos dan lo más precioso que Dios creó, un amor y aprecio por el ser humano, saber que todas las personas somos perlas de gran valor ante Dios y que lo que hagamos por otros nos permite deshacernos de todo lo que no tiene valor y hace nuestras vidas miserables. La persona es la Perla más preciosa en todo el planeta.

Esa es la perla preciosa a nuestro alcance, todos y todas podemos pagar ese precio y ganarla. Esa perla que nos hace ser capáces de dejar lo que nos ata a las cosas sin mirar hacia atrás con pesar. A menudo nuestro dilema no es que no podemos encontrar la perla, sino que no estamos dispuestos a pagar el precio de la perla que Jesús nos ofrece.


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Lecturas Bíblicas el Lenguaje Latinoamericano, Domingo 17 TOA

Primera lectura: 1 Reyes 3, 5. 7-12
En aquellos días, el Señor se le apareció al rey Salomón en sueños y le dijo: "Salomón, pídeme lo que quieras, que yo te lo daré".

Salomón le respondió: "Señor, tú trataste con misericordia a tu siervo David, mi padre, porque se portó contigo con lealtad, con justicia y rectitud de corazón. Más aún, también ahora lo sigues tratando con misericordia, porque has hecho que un hijo suyo lo suceda en el trono. Sí; tú quisiste, Señor y Dios mío, que yo, tu siervo, sucediera en el trono a mi padre, David. 

Pero yo no soy más que un muchacho y no sé cómo actuar. Soy tu siervo y me encuentro perdido en medio de este pueblo tuyo, tan numeroso, que es imposible contarlo. Por eso te pido que me concedas sabiduría de corazón para que sepa gobernar a tu pueblo y distinguir entre el bien y el mal. Pues sin ella, ¿quién será capaz de gobernar a este pueblo tuyo tan grande?"

Al Señor le agradó que Salomón le hubiera pedido sabiduría y le dijo: "Por haberme pedido esto, y no una larga vida, ni riquezas, ni la muerte de tus enemigos, sino sabiduría para gobernar, yo te concedo lo que me has pedido. 

Te doy un corazón sabio y prudente, como no lo ha habido antes ni lo habrá después de ti. Te voy a conceder, además, lo que no me has pedido: tanta gloria y riqueza, que no habrá rey que se pueda comparar contigo".

Salmo Responsorial: Salmo 118, 57 y 72. 76-77. 127-128. 129-130 / 
A mí, Señor, lo que me toca es cumplir tus preceptos.
Para mí valen más tus enseñanzas  que miles de monedas de oro y plata.
R. Yo amo, Señor, tus mandamientos.
Señor, que tu amor me consuele,
conforme a las promesas que me has hecho.
Muéstrame tu ternura y viviré,
porque en tu ley he puesto mi contento.
R. Yo amo, Señor, tus mandamientos.
Amo, Señor, tus mandamientos más que el oro purísimo;
por eso tus preceptos son mi guía y odio toda mentira.
R. Yo amo, Señor, tus mandamientos.
Tus preceptos, Señor, son admirables, por eso yo los sigo.
La explicación de tu palabra da luz y entendimiento a los sencillos.
R. Yo amo, Señor, tus mandamientos.

Segunda lectura: Rom 8, 28-30
Hermanos: Ya sabemos que todo contribuye para bien de los que aman a Dios, de aquellos que han sido llamados por él según su designio salvador. 

En efecto, a quienes conoce de antemano, los predestina para que reproduzcan en sí mismos la imagen de su propio Hijo, a fin de que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A quienes predestina, los llama; a quienes llama, los justifica; y a quienes justifica, los glorifica.

Aclamación antes del Evangelio: Mt 11, 25
R. Aleluya, aleluya.Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla.
R. Aleluya.

Evangelio: Mt 13, 44-52
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud:
"El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo.

El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra.

También se parece el Reino de los cielos a la red que los pescadores echan en el mar y recoge toda clase de peces. Cuando se llena la red, los pescadores la sacan a la playa y se sientan a escoger los pescados; ponen los buenos en canastos y tiran los malos. 

Lo mismo sucederá al final de los tiempos: vendrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los arrojarán al horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación. ¿Han entendido todo esto?''
Ellos le contestaron: "Sí". 
Entonces él les dijo: "Por eso, todo escriba instruido en las cosas del Reino de los cielos es semejante al padre de familia, que va sacando de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas".

O bien: Mt 13, 44-46

E n aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud:
"El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. 
El que lo encuentra lo vuelve a esconder 
y, lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo.

El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra''.
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Reflexión 2

TOA - 17mo Domingo - La Perla más Preciosa - Mt 13, 44-52

Muchos que hemos nacido o crecido en el campo sabemos del gran amor que un agricultor tiene por su campo, por su tierra. Sabemos también que esperar a que produzca no es la respuesta, nuestros  mejores años pueden ser desperdiciados en la espera. Hoy en día, muchos hijos nunca aprenden de los errores de sus padres. 

Mario Romero Perez era un pequeño empresario peruano que en medio de la crisis más alta de la pandemia en Lima decidió no subir el precio de su oxígeno, decía que "cada uno debe ser responsable de sus actos". Esos valores los aprendoió de sus padres. El buen hombre acaba de fallecer de covid y su acción aprendida de sus padres le ha valido ser reconocido como un héroe civil del Perú" Sólo el amor puede garantizar la seguridad y la atención en los años en declive. 
Las posesiones solo proporcionan la ilusión de seguridad.

Otros que han hecho su riqueza a costa del sufrimiento del hermano, tienen sus propias propiedades de las que solo la muerte puede separarlos. Se aferran a ellas tan enfermizamente que terminan esclavizados por ellas. Toda su vida ha girado en torno a la propiedad y riqueza, estatus y prestigio o poder e influencia y se olvidaron de vivir y disfrutar la vida en su más profunda riqueza. No hay nada más patético que una reina de belleza envejecida que se niega a aceptar los estragos del tiempo en su rostro y en su cuerpo.

Le preguntó Dios a Salomón“Qué te gustaría que te diera como regalo ahora que vas a ser rey”. Salomón contestó: "Dale a tu siervo un corazón para entender cómo discernir entre el bien y el mal".

Es el tipo de regalo que todos necesitamos. Las posesiones vienen en muchas formas. No es tanto de estas posesiones de las que deberíamos deshacernos, sino del demonio de la posesión misma que debería ser exorcizado. 

La pobreza se ha convertido en una mala palabra en el mundo en que vivimos. No debemos olvidar que la pobreza es también una virtud cristiana. No es casualidad que Cristo comenzó su Sermón del Monte con "Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos". O que la única condición para sus seguidores es que "dejen todas las cosas". O que el joven rico debería haber fallado todo porque falló esta prueba, "porque tenía grandes posesiones". O que la perla de la parábola de hoy solo puede comprarse "vendiendo todo lo que posee". Es un renovarse desaciéndese de lo viejo, de lo pasado, de lo que nos ata y esclaviza.

El problema con la mayoría de las personas es que quieren tener la felicidad y el amor sin arriesgarse a compartir y a amar. Ya que soy el mejor, todo lo mejor para mí, el nosotros queda fuera de su vocabulario. 

Hay una perla para todos, pero para adquirirla hay que sacrificar algunas cosas y seguridades, hay un precio que todos debemos pagar para tenerla. 

Este precio está adaptado a cada circunstancia individual. El desapego es ese precio, debemos aprender a poder alejarnos de lo que más apreciamos sin tener que mirar atrás con pesar. Mario Romero adquirió su perla y ahora lo va a disfrutar para siempre. Muchos hemos decidido compartirnos y así obtener la perla de mejor valor: la vida eterna.  

Nuestra tragedia NO es que no podamos encontrar la perla, 
sino que NO estamos dispuestos a pagar el precio.
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